lunes, 2 de abril de 2007

Hola!


Aquí estoy yo cuando era más joven.

Con mis hermanos


Aquí estoy con mis cinco hermanos en una foto de 1924. Yo soy Teresa, la anteúltima.

Mi casamiento


Aquí estoy cuando me casé en 1946. En breve subiré una foto más actualizada con mis hijos, mis siete nietos y mi biznieto.

El ángel de la abuelita


Buenos Aires, Noviembre de 1999

Dedicado a mis nietos (que alegran el ocaso de mi vida...)
Evangelina, Victoria, Lucía, Diego, María Florencia, Mariana y Nicolás.
Y... por qué no a mis hijos Pablo, María Elena, María Teresa y Alberto
Y... por qué no a mis queridas nueras María Cristina y Silvina
Abuela Teresa

INTRODUCCIÓN

No sé como explicarle a la gente, a mi familia, que el Angel Custodio existe, y que es maravilloso... Si los testimonios que voy a contar pueden acrecentar la fe en ellos, me consideraré más que satisfecha, y feliz por haber contribuido así a que cada uno experimente la hermosa sensación de tener a su lado ese compañero, invisible pero siempre presente, purísimo que, a decir de José María Escrivá de Balaguer es "un príncipe sublime que Dios ha puesto a nuestro lado, que tiene la fuerza de una máquina y la ternura de una madre!".
Por mi parte, y antes de comenzar a describir algunos relatos que podrían acercarse a "lo milagroso", siempre lo siento a mi lado y lo veo con los ojos del alma; por momentos tengo la sensación que se desplaza rápidamente, de un lado a otro, a la expectativa de todos nuestros movimientos, acechando nuestros problemas por más pequeños que sean, y si uno lo invoca, lo llama despacito... acude enseguida en nuestra ayuda...
Por momentos lo imagino vigilante; de noche, sentado a los pies de mi cama como un fiel compañero, al cual muchos le han puesto el nombre de "mensajero" (su presencia siempre me ayuda, me reconforta, me alegra y me emociona...).
Para volver a lo nuestro, contaré algunas anécdotas que, a mi entender, no tienen explicación, porque los misteriosos caminos del Señor, precisamente en uno de los cuales transitan estos Angeles, son comprensibles solamente a la luz de la Fe.
El Angel Custodio acude enseguida a nuestro llamado cuando le musitamos interiormente una plegaria, llamándolo para que acuda en nuestro auxilio... El, nos ve en apuros y no tarda en hacerse "presente"...
¡Qué dulce amigo Dios ha puesto a nuestro lado para transitar sobre la Tierra hasta que El nos llame a su Reino y, allí, entonces, ver a nuestro Angel tal como es, supongo yo, glorioso, resplandeciente, lleno de luz y... siempre acompañándonos, esta vez para toda la eternidad!

PEQUEÑOS RELATOS

"Encontrándome sola a bordo de un barco que llegaba al puerto de Montevideo, una temprana mañana lluviosa estaban todos los pasajeros apiñados para salir y yo, en la "cola", atrás con mis valijas. Se largó a llover muy fuerte y los pasajeros fueron ocupando todos los taxis hasta que estos se agotaron.
Quedándome sola y última en la cubierta, me preguntaba cómo iba a poder viajar hasta la terminal de ómnibus para llegar a Atlántida. Después de invocar a mi Angel, de repente apareció a lo lejos una camioneta con dos hombres que me hacían señas para que yo bajara del barco. Me invitaron a sentarme adelante, en el medio de ellos dos: fueron amabilísimos y... pronto me encontré a "buen puerto" lista para tomar el micro... No creo que esto sea muy milagroso, pero sentí una gran ayuda y cesó mi angustia. Agradecí despacito a 'mi compañero de viaje'".
"En el viaje que tuve que hacer en avión de regreso a Buenos Aires, al llegar al Aeropuerto, me di cuenta de que me había dejado olvidado en Atlántida un pequeño maletín con algunos valores en su interior y sin cerrar con llave. Por supuesto lo primero que hice fue invocar a mi Angel Custodio (en ese tiempo le había puesto el apelativo de "Celeste Alado", pues deducía que era un ser "celestial" y "con alas", al mismo tiempo que quería decir "al lado" mío). Como iba diciendo, al invocarlo, y después de telefonear a la portera de mi departamento para que guardara la valijita hasta mi regreso, me puse en la "puerta de salida" para embarcar; en el momento que me coloco para tomar el avión viene corriendo un hombre, seguramente un chofer de micro, y me entrega mi pequeño maletín... Pegué un suspiro de alivio y, como se imaginarán, agradecí calurosamente a mi Angel; todavía me pregunto pasmada: ¿cómo llegó tan rápido de Atlántida, y tan sobre la hora??? Sólo lo sabe mi amigo invisible..."
"En varias circunstancias viajaba sola. Una vez, por las calles de Montevideo, recién descendiendo de un ómnibus y a mi gran extrañeza, el conductor paró su vehículo repleto de pasajeros y me fue colocando todas mis valijas en un taxi que "de casualidad" apareció en ese momento... En el segundo caso, cruzando una plaza en Madrid con una pesada valija, apareció de repente un señor que me agarró la maleta y me acompañó un largo trecho hasta la terminal de ómnibus... Otras pequeñas "gauchadas", supongo, de mi Angel...".
"Cuando vivía en Villa Devoto (ya había fallecido el Abuelo José) tenía una urgencia en levantarme temprano al día siguiente, invariablemente a las 7 horas. Como mi despertador no funcionaba, me puse a invocar a mi Angel Custodio para que se "arreglara" para despertarme. Al día siguiente, temprano, oigo un ruido sobre el vidrio de una pequeña ventana que daba al jardín: era como un golpeteo del pico de un pajarito que insistentemente hacía "tic - tic - tic". Miro el reloj y... ¡eran las 7 horas! ¡Mi Angel! ¡Qué servicial eres!".
"En otra oportunidad en que me encontraba en el avión que nos llevaba a Niza, sentí que se me había roto el taco de mi zapato. Se me ocurrió llamar a la azafata para explicarle mi problema, pues, me imaginaba ¡qué molesto debía ser caminar por el Aeropuerto rengueando y llevando valijas!.... Me arregló el taco lo mejor que pudo. Cuando desembarco por la escalerilla ¡siento que nuevamente se me desprende el famoso taco! Invoco por supuesto a mi "querido ayudante" y, no bien llego, lo primero que veo... ¡¡una zapatería de lujo!! (cosa que raramente se ve en los aeropuertos). Yo tenía puesto un trajecito sastre de un color azul en tono Francia, no muy común; entro y pregunto a la vendedora si no tiene para venderme unas sandalias azules y... no quieren creer que me trae un par exactamente del mismo color y de la misma tela, que me calzaban de maravilla! Me fui para el Hotel, contenta y agradeciendo otro pequeño "servicio" de mi Celestial compañero...".
"Al transitar una mañana por la calle Moldes, me intercepta una señora muy elegantemente vestida, y me pregunta si no conocía el estudio de un abogado de mi conocimiento por esta zona. Para resumir lo más posible, esta señora traía 40.000 dólares, que desplegó allí mísmo ante mis ojos atónitos. A todo esto, se nos había sumado un señor, preguntando cuál era el problema de esta elegante persona. Ella nos informó que venía de Corrientes, y que la última voluntad de su marido era la de dar ese dinero a obras de bien; como ella no conocía ninguna, nos pidió que lleváramos el dinero a las instituciones pobres que nosotros pudiéramos conocer, dándonos un 20% a cada uno por el servicio prestado...
Pero, para poder entregar esa suma teníamos que avalar que poseíamos valores o dólares. El susodicho señor no tuvo reparo en mostrarle un cofre con unas cuantas joyas (a todo esto nos habíamos instalado en una confitería) que había ido a buscar a su departamento. Mientras tanto, yo conversaba con Agustín pidiéndole que me librara de este sospechoso 'affaire', pues la señora me pedía que le entregara 10.000 dólares como garantía.
Cuando le di un no rotundo, estas personas, que ignoro si estarían en combinación, se alejaron bastante enojados. La conclusión que saco es que hay que cuidarse mucho del "cuento del tío"... e invocar al Angel Custodio para que nos libre de estos enredos dudosos...".

MINI-SERVICIOS DEL ANGEL DE LA GUARDIA

"Me ha pasado varias veces de ir a Misa y querer comulgar. Al no tener la hora establecida de ayuno, por supuesto, no se puede recibir la comunión. Cuando invoco a mi Angel Custodio, "invariablemente" el sacerdote empieza mucho más tarde a celebrar la misa, y yo... puedo comulgar fácilmente pues "llego" a la hora prevista...".
"Puedo contar muchas más pequeñas "ayudas" de mi Angel Custodio. Por ejemplo: estar en la calle un día de tormenta en que no pasa ningún taxi. Y al invocar a mi Angel, aparece como por arte de magia, uno vacío!!!".
"En otras oportunidades, al encontrarme con una persona un poco cargosa e inoportuna que no deja de hablar, e invocar a mi Agel Custodio, esta persona se despide y se aleja rápidamente...".
"Hablando siempre de viajes... me pasó, llegando al aeropuerto de París, por descuido, al sacar varias valijas, dejar una, mas bien grande, en el medio del Aeropuerto, alejándome sin haberme dado cuenta. (En esa valija llevaba unos cuantos tapados de cuero, por encargo de un sobrino de Buenos Aires, para entregar a un amigo; por consiguiente, era la valija que menos quería perder, siendo yo la responsable de este envío desde Buenos Aires). Cuando llego al Hotel, después de un buen rato, me doy cuenta que había perdido la famosa valija, y casi toda la noche estuve orando. Estaba convencida de que alguna persona se la habría llevado. Al día siguiente mi cuñado Paul habla por teléfono a la oficina de los "objetos perdidos" y... allí estaba la famosa valija. ¡Qué delicadeza del Angel y... qué raro que nadie la hubiera tocado!".
"A veces, los domingos llego tarde a misa, en una iglesia repleta de gente: ¿no quieren creer que invoco a mi Angel Custodio y... automáticamente encuentro un regio lugar (¡No esperaba menos de él!)".
"Muchísimas situaciones que uno va viviendo a lo largo del día y... está siempre el Angel atento a nuestros ruegos. Estando una vez en Roma (en Agosto del 81) tenía un gran deseo de ser recibida por el Prelado del Opus Dei, llamado familiarmente "Don Alvaro". Yo estaba segura que al no tener una carta de presentación, era muy difícil ser recibida. No obstante, con la sólida y benevolente ayuda de "Celeste", a mi gran extrañeza, al día siguiente me abrió sus puertas y, no solamente me recibió con todo cariño sino que habló conmigo más del tiempo establecido para estas visitas. ("Celeste"... ¡te pasaste!)".
"Cuando era más joven, el 2 de octubre, fiesta del Angel Custodio, solía ir a "Nuestra Señora de los Buenos Aires", una hermosa iglesia de la calle Gaona, pues era la única que tenía una linda estatua del Angel Custodio, y le llevaba, por lo general, unos hermosos claveles. ¿Le habrá gustado ese gesto de cariño?".
"Ahora relataré, lo más brevemente posible, una "gauchada" que me hizo mi Angel Custodio (al que le cambié el nombre: ahora lo llamo siempre "Agustín"... ¿será porque me gusta tanto el Gran Santo?).
En mi último viaje a Italia, tomando el avión para Génova, me encontré con que tenía el asiento sobre el pasillo, y el de la ventanilla estaba vacío. En ese momento, al sentarme, invoqué, o mejor dicho le pedí a mi Angel custodio que hiciera el "milagrito" de que allí no se sentara nadie, pues tenía muchas ganas de contemplar la llegada a Génova con su hermosa bahía, y de observar mejor las hermosísimas nubes a donde se metía el avión.
Esperé un rato y ví que todo el avión se llenó de pasajeros y... extrañada de que nadie se sentara a mi lado, me enteré de que la persona que debía sentarse allí, no llegó a tiempo... y observé que el avión la esperó más de 20 minutos... Contenta, me instalé en el asiento de la ventana, pero... me dio pena por el o la pasajera que se atrasó... por culpa de mi Angel!".
"En contraposición a la gran ayuda y cariño de nuestro Angel custodio, pienso y compruebo fehacientemente que existe el "Maligno". Quiere siempre vengarse de los cuidados amorosos de nuestro Angel. Estando en Roma, con una amiga, nos alojábamos en un Instituto Religioso de Hermanas Domínicas. Siempre teníamos que tomar el ascensor para subir al dormitorio o bajar al comedor, en el subsuelo. Cada vez que entraba en el ascensor con mi amiga, éste subía y bajaba lo mas bien; pero cuando yo lo tomaba sola, de repente se apagaba la luz, me quedaba a oscuras en esa caja metálica tratando a tientas de tocar algún botón. Después de un rato angustioso, se abrían las puertas y me encontraba en el mismo lugar. Ante tal fenómeno, que se repitió muchas veces, entré a pensar que era obra del Diablo, presintiendo que le tenía mucha rabia a "nuestro" "Angelical Custodio" siempre atento a nuestras necesidades, y que le tenía, por supuesto, mucha envidia...".
"Otro hecho pintoresco ocurrido con mi hija María Elena en la calle, fue que manejando por la Av. Crámer nos paró un agente de tráfico por haber pasado un semáforo en rojo. María Elena trató de convencer al Agente que ella no tenía la culpa pues el semáforo quedaba mucho tiempo en rojo, y creía que funcionaba mal. El agente no quiso entender razones, le pidió los documentos y empezó a extenderle la boleta. Yo, mientras tanto, sentada a su lado, invocaba a mi Angel para que interviniera. Cuando el hombre terminó casi de escribir la boleta, de repente la rompe y... cordialmente, después de sonreírnos, con gran alivio, seguimos nuestro camino... (¡Agustín! ¡Cómo te metes también en el tráfico! ¡Y qué pronto arreglas los entuertos!)".
"Quiero hacer notar que, en algunos momentos en que me falla la memoria y no puedo ubicar el objeto buscado, doy fe que al invocar a mi Angel Custodio 'instantáneamente' lo encuentro...".
"Con mi Angel al lado, nunca me ocurrió tener miedo al recorrer calles oscuras de noche o tener el pensamiento de que me pueden sustraer la cartera... Tal es la confianza que le prodigo a "Agustín". (A propósito, siempre llevo en ella un angelito bendecido).
Y... puedo decir que tenemos que invocarlo a todo lo largo del día, durante nuestros quehaceres, en la calle, en los viajes... y él siempre acude con la prontitud de los espíritus, esas obras maravillosas que salieron de las manos de Dios...".
"¿Son pequeñas historias baladíes? ¿Son milagritos? ¿Son ayudas insignificantes? ¿Son hechos extraordinarios? Lo cierto es que estos episodios no pueden pasar inadvertidos, y que el Señor, en su infinita bondad, con ellos no ha querido dejarnos desamparados...".

OTROS HECHOS MILAGROSOS

Dos hechos 'extraordinarios' pude presenciar el año pasado. Yendo a visitar a una amiga bastante enferma, que vive arriba en el mismo edificio, estaba desdibujado sobre la pared el rostro de la Virgen; lo atribuimos a que el sol, al reflejarse sobre esa pared a través de los dibujos de la cortina, normalmente fijaba pequeños rastros que parecían los de un rostro con el velo. Nos llamó la atención a las dos, y yo bajé a mi departamento.
A la noche, esta señora me llama por teléfono y me hace remarcar que, ya ido el sol y en la habitación a oscuras, continuaban reflejándose nítidamente los rasgos de la Virgen en la pared...
En otra oportunidad, el Día de Pentescostés, estaba en el living sentada junto a un médico amigo; yo miraba hacia el balcón y él le daba la espalda. En un momento dado, pasa un tren (hay una vía del ferrocarril enfrente de mi casa) y veo salir una gran llamarada de una de las ventanillas. Lo llamo al doctor y los dos pensamos que el tren se estaba incendiando. Las llamaradas eran altas y muy blancas, y no había humo. Este amigo me llamó al día siguiente para decirme que había estado averiguando en las estaciones de tren si no habían tenido algún vagón incendiado... pero no había pasado absolutamente nada, en ninguna parte.
¿Fue una pequeña manifestación del Espíritu Santo? La cuestión es que nos quedamos atónitos, pensando a menudo en ese precioso fuego, signo del amor de Dios que enciende a los hombres, junto con la luz que ilumina el entendimiento y el agua que purifica...
Como último relato, bastante llamativo por cierto, quiero contar lo siguiente. Teniendo que reponer un dinero que no era mío (exactamente $60), el cual había retirado de un sobre, invoqué a mi Angel Custodio para que él tratara de arreglar esta situación delicada, sea como fuere. Esa misma tarde, transitando por Belgrano, más precisamente por la calle Arredondo, ¿qué les parece que encuentro en el suelo, sobre la vereda?... Exactamente la suma de $60!... ¡Mi Angel!..., no dejas a nadie sin respuesta! Siempre dispuesto a resolver pequeños y grandes conflictos!... !Gracias Agustín!...
Copio algunas reflexiones de José María Escrivá, de su librito "Camino":
"Ten confianza con tu Angel Custodio. Trátalo como un entrañable amigo. Lo es, y él sabrá hacerte mil servicios en los asuntos ordinarios de cada día".
"Si tuvieras presente a tu Angel y a los Custodios de tus prójimos, evitarías muchas tonterías que se deslizan en la conversación".
"Acude a tu Custodio a la hora de la prueba, y te amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones".



PLEGARIAS AL ANGEL CUSTODIO

Para los más pequeños:

"Angel de mi guarda
mi dulce compañía
no me dejes
ni de noche ni de día!".

Para los mayores:

"Angel Santo,
bajo cuya tutela y custodia Dios me ha encomendado por su infinita bondad,
iluminadme, defendedme, regidme y gobernadme!".
Amén

FIN